top of page
Buscar
  • Joan Miquel

Acepta que te acepta

Sobre lo bien que sienta aceptar esas cosas [y a esas personas] de nuestra vida que nos tocan lo que no suena.




Ese compañero de curro que te parece que te hace la vida imposible. Ese familiar al que siempre intentas evitar en los cumpleaños. Esa situación cotidiana que te incomoda a niveles máximos. Ese algo de tu pareja que te saca de quicio. O esa experiencia del pasado que no te permite hacer algunas de las cosas que te gustaría hacer...


Todos son ejemplos de cosillas que nos tocan lo que no suena. Y nos ponen, muchas veces, de súper mal humor. Nos cabrean. Y si dejamos que nos superen, nos amargan el día [y la vida, en algunos casos].


Sin darnos cuenta, se nos llevan por delante. Se nos llevan por delante porque nos generan una serie de emociones que no nos hacen sentirnos bien y nos dejamos arrastrar por ellas. Y la mayoría de veces, a base de repetirnos mentalmente cosas como "es que no puedo con él [o ella]", "ya me toca aguantar otra vez esa situación" o "seguro que vuelvo a cagarla como me pasó hace 2 años", predisponemos nuestra realidad para que así sea. Y reforzamos esas emociones de forma inconsciente.


“Cuando aceptas de verdad, todo cambia. Cambia como por arte de magia.”

Y con esa predisposición, tenemos pocas probabilidades de gestionar las distintas situaciones de forma que no nos generen más emociones que no nos molan y que, además, nos limitan muchísimo.


¿Qué solemos hacer la mayoría de veces frente a todo esto? Pues intentamos cambiar a la persona en cuestión, o tratamos de escapar de esas situaciones molestas aún perdiéndonos un montón de cosas o, en el peor de los casos, sufrimos esos momentos como si fuéramos masoquistas. Y de forma innecesaria.


Si, de forma totalmente innecesaria. Porque intentar cambiar a los demás, intentar evitar situaciones o meternos a sufrir momentazos nos obligan a invertir un montón de energía para conseguir muy poco resultado. Y la cuestión es que podemos evitarlo. Podemos hacerlo de otra manera.


A lo mejor estás pensando "sí claro, ¿de qué otra manera?". Pues aceptando. La clave de todo es aceptar. Y por si no teníamos suficiente, aceptar otra vez. Aceptar que fulanitx es como es y no vamos a poder cambiarlx, aceptar que lo que pasó ya pasó y no puedes hacer nada para cambiarlo, aceptar que las cosas y las situaciones son como son y están perfectas tal y como están.


Cuando aceptas de verdad, todo cambia. Cambia como por arte de magia. Porque al hacer el ejercicio de aceptar, aquello que te toca lo que no suena de esa persona, de esa situación o de esa experiencia del pasado que te limita... desaparece. Desaparece de verdad de la buena. Porque se transforma en otra cosa distinta.


Y... ¿sabes qué es lo mejor? Que el ejercicio de aceptar depende única y exclusivamente de nosotrxs mismxs. Al 100%. Sin condiciones. Y es ahí donde tenemos todo el poder. De hecho, al aceptar, lo que hacemos es recuperar todo el poder y no permitir más que nada ni nadie nos mueva de nuestro centro, de nuestra tranquilidad. De nuestro bienestar, en resumidas cuentas.


A mi me viene muy bien, cuando veo que empiezo a enroscarme con algo, ponerme en primera fila una de mis máximas: Todo lo que nos pasa en esta vida pasa para algo. Si lo entendemos así y vemos que en todas partes hay aprendizaje, desde ahí tenemos mucha más capacidad de aceptar y, por tanto, de transformar todo lo que vivimos.


Te invito a que hagas la prueba. Verás como dejas de pelearte con esas cosas [y con esas personas y esas situaciones]. Y verás como, de paso, dejas de pelearte contigo mismx.

bottom of page