top of page
Buscar
Joan Miquel

Me conozco a través de ti

Sobre lo que realmente veo cuando te veo.




Lo que realmente veo cuando te veo es a mí. Si tienes esto muy claro y lo compartes al cien por cien, ya puedes cerrar esta página de tu explorador y poner tu atención en cualquier otra cosa que te apetezca.


Si, por el contario, estás pensando algo parecido a “este tío se ha fumado unos cuantos canutos y lo está flipando en grande”, te invito a que continúes leyendo. Quizás lo que vayas a leer te genere ciertas resistencias. Aún así, solo te pido que te mantengas abiertx a la posibilidad. Y, sobre todo, que seas honestx contigo mismx y, desde tu conciencia, trates de reconocerte en algún punto. O mejor no te creas nada y compruébalo por ti mismx. Experiméntalo.


Y es que cuando te veo, no te estoy viendo a ti. Y cuando tú me ves, no me estás viendo a mí.


A ver cómo explico esto… Cuando te veo, en realidad, lo que estoy viendo es un pensamiento que yo tengo acerca de ti. Un pensamiento mío. Una idea mía. Por tanto, adivina qué es lo que tú ves cuando me ves a mí.


Cuando te veo, estoy teniendo una percepción sobre ti. Una percepción basada en mi mapa mental y en toda aquella información que tengo en el subconsciente y que está pidiendo a gritos ser traída al consciente. Me estoy proyectando sobre ti.


Y esa percepción nace de mí. Yo la genero. Por tanto, no te estoy viendo realmente a ti. Me estoy viendo a mí, y únicamente a mí, a través de la percepción que yo genero puesto que, obviamente, la he generado yo. Ergo, esa percepción… ¿de quién debe estar hablando? Exacto. Solamente de mí.


“Y es que cuando te veo, no te estoy viendo a ti. Y cuando tú me ves, no me estás viendo a mí.”

Estoy teniendo una percepción sobre mí mismx a través de lo que veo en ti. Porque en realidad, me estoy proyectando a mi mismo (y a mis ideas, mis juicios, mis prejuicios, mis creencias, mis historias conscientes o inconsciente y así un largo etcétera) en ti. Me estoy relacionando conmigo a través de ti.


De hecho, ya hablé un poco acerca de esto en este post de hace algo menos de un año. Pero con una perspectiva un poco distinta. Y es que ha habido mucha transformación en mí en once meses… Pero volvamos al lío.


Si te apetece, hagamos la prueba del algodón. Trae a tu mente un par o tres de cosas que te molestan mogollón de tu padre. De tu madre. O de tu pareja (si es que la tienes). Seguramente, esas cosas, solo ( o también) las tienes tú. Puede ser que, en este punto, estés generando un montón de resistencias frente a esta afirmación. A lo mejor estás pensando “¡Sí, hombre", "¡Al igual yo soy así!”. Quizás hasta te estés cabreando y estés teniendo tentaciones de parar de leer.


Bien, si esto está sucediendo… ¡Bingo! Esa es la muestra más clara de que lo que te estás leyendo aquí es así. ¿Y sabes por qué? Porque seguramente, y desde hace muchísimo tiempo, te estás metiendo por la vena tanto juicio por reconocerte así que te es del todo imposible aceptar que, en realidad, lo que estás detestando de tu padre (o tu madre, tu pareja, and so on) es, en parte, algo que también está en ti. O quizás ni eres consciente de ese algo que detestas en la otra persona, porque se encuentra en tu subconsciente. Y si es así, es un buen momento para ponerle luz y reconocerte ahí. Para hacerte más consciente. Que de eso se trata.


Y esto no lo digo yo porque sea un flipado. Lo dice también muy claramente, por ejemplo, Diana Cooper en su libro Las 36 leyes espirituales de la vida, cuando afirma que “cuanto más te moleste una característica de una persona, más está tu alma intentando atraer un reflejo a tu atención”. Pero también encontramos referencias a esto en Un Curso de Milagros, que nos dice “en tus semejantes, o bien te encuentras a ti mismo, o bien te pierdes a ti mismo”.


“En tus semejantes, o bien te encuentras a ti mismo, o bien te pierdes a ti mismo.”

En un punto, puedes estar percibiendo cierto malestar en ti relacionado con esto. Si es así, lo más probable es que te suceda eso porque estás poniendo juicio en lo que estás sintiendo al ser consciente de que lo que estoy diciendo es así. Voy a ver si puedo "aliviarte" un poco en ese aspecto. Y es que también estás proyectándote a ti mismx cuando tienes la percepción de que alguien es solidario, inteligente o sensible. Ese alguien, pues, está presentándote tu solidaridad, tu inteligencia o tu sensibilidad. Este hecho sucede igual para aquello que, tras enjuiciarlo, percibes como “malo” o como “bueno” en lxs otrxs. Bueno, en ti, en realidad…



Nuestras relaciones, nuestros encuentros con lxs demás, son ocasiones maravillosas para encontrarnos a nosotrxs mismxs en ellos. Además, como sugirió Sergi Torres el otro día que fui a verle, cuando nos encontramos con alguien y ambxs dos hacemos ese ejercicio de encontrarnos con nosotrxs mismxs, se trata de un gran acto de unidad. Somos dos personas humanas, unidas en el momento presente, en un mismo acto de conciencia. Y eso es unidad.


No tengo ni idea de quién eres. Y, seguramente, tampoco tengo ni idea de quién soy yo porque, desde el ego, ando demasiado atareado en identificarme con la imagen que me he creado de mí mismo. Pero en este ejercicio constante de autoconocerme, cada vez me siento más conectado a mi esencia, a mi Ser, a eso que me hace sentirme uno con todxs. Y el simple ejercicio de encontrarme a mí mismo en todxs lxs demás, me acerca un poco más a esa parte de mí en la que cada vez me permito más estar. Me permito más Ser, siendo eso mismo que eres tú.

Comments


bottom of page